Phil Birchenall está sentado en la mesa de la cocina. La lluvia cae a través de la ventana que tiene detrás, y el paisaje formado por vegetación y casas se convierte en un cuadro impresionista improvisado. Sin embargo, no parece importarle demasiado la situación; siempre que habla de Daisy, su hija de doce años, se le ilumina la cara.
«Es una niña asombrosa. Es graciosa e inteligente. Además, le encanta la repostería y se desvive por los animales. Nuestro perro, Izzy, es su ojito derecho y son inseparables. Son muy simpáticos».
El brillo en los ojos mientras habla de su hija deja claro lo mucho que la quiere, así que, cuando recibió una nota de su profesora, se puso manos a la obra para solucionar el problema de inmediato.
«Su profesora me mandó una nota en la que decía: “Le va genial en todas las materias, pero necesita mejorar en Matemáticas”».
Lo primero que Phil probó fue estudiar con Daisy. Sin embargo, la parte específica de las matemáticas que le costaba era multiplicar fracciones y las divisiones largas. Esa misma noche, se sentó con su hija ─Izzy estaba acurrucado bajo la silla─ y abrió el libro de texto. En ese momento vio que las matemáticas ya no son lo que eran.
«Me pongo a mirar el libro y no me entero de nada. Mi cerebro es incapaz de procesarlo; es como volver a 1986... No logro ver el punto común entre las dos metodologías».
Phil se quedó estupefacto entre libretas, lápices afilados y libros de texto repletos de lo que le parecían jeroglíficos. Por supuesto, su hija se dio cuenta de que pasaba algo.
«Daisy se me quedó mirando... Podía ver cómo su cara se volvía completamente blanca, como si pensase “Esto no me ayuda nada”».
Sin embargo, Phil es una persona que busca soluciones a los problemas, y no iba a dejar a su hija a su suerte. Así que tuvo una idea. A Phil siempre le ha gustado ser de los primeros en usar nuevas tecnologías para ver el impacto que pueden tener en el trabajo y el día a día. Meses antes, había empezado a experimentar con ChatGPT en su trabajo para organizar los gastos e incluso desarrollar una herramienta de ejercicios personalizada. Esa misma noche se puso al ordenador y creó su propio GPT: un tutor de matemáticas personalizado para Daisy.
Un GPT es una versión de un modelo de lenguaje de IA que puedes personalizar para que sirva para un fin o una tarea concreta. Es como una versión a medida de ChatGPT que puedes «entrenar» u «optimizar» para que se centre en un tema, una tarea o una forma de interactuar contigo en particular. En el caso de Phil, el tema específico era enseñar a una niña de doce años a multiplicar fracciones y hacer divisiones largas. Por si fuera poco, en un momento de inspiración, le dio la personalidad de su perro, Izzy.
«¿Por qué no puede un tutor de matemáticas con IA hacer chistes de perros? ¿O ser un perro? ¿Por qué no?».
Esta idea de última hora hizo que su GPT fuese muy especial para Daisy, su hija. Según Phil, la primera vez que lo probó, le contó un chiste malo sobre perros y acto seguido le propuso problemas con divisiones largas inspirados en las galletas de perros. A Daisy le encantó.
Después de estudiar con Izzy ─el tutor de matemáticas─, Daisy logró reforzar sus puntos débiles en la asignatura. En Inglaterra, todos los estudiantes deben hacer un examen al acabar la primaria para acceder al instituto. Daisy sacó unas notas excelentes.
«Daisy sacó una notaza en el examen de matemáticas del SAT. Incluso recibió un certificado de una profesora para remarcar lo mucho que había mejorado en esta materia. Lo mejor de todo es que la experiencia fue divertida. Teníamos algo interesante que hacer, mucho más que simplemente leer un libro».
Este avance también hizo que le costase poco adaptarse a su nuevo centro. Phil compartió la idea en las redes sociales para animar a otros padres a crear sus propios GPT y ayudar a sus hijos en las materias en las que cojeasen, así como a darle un poco de personalidad a sus proyectos.
«Ya no era simplemente leer un libro. La herramienta era como una extensión de nuestro perro, como parte de la familia, y eso era precisamente lo que le daba vida. Siempre está bien poner algo de cariño en lo que aprendes».
Por si tenías alguna duda, al Izzy de verdad le dan igual las divisiones largas.
