OpenAI y Elon Musk
Estamos plenamente comprometidos con la misión de OpenAI y no nos hemos apartado de este objetivo en ningún momento.
La misión de OpenAI es que toda la humanidad pueda beneficiarse de la inteligencia artificial general (IAG). Tal objetivo exige diseñar una IAG segura y propicia, pero también reportar beneficios a todas las partes interesadas. A continuación, compartimos lo que hemos aprendido persiguiendo nuestra misión y explicamos cómo ha sido la relación de OpenAI con Elon Musk. Solicitaremos que se desestimen las demandas que Musk ha interpuesto hasta el momento.
Elon Musk sugirió que anunciáramos un compromiso inicial de financiación de 1000 millones de dólares para OpenAI. En total, la organización sin ánimo de lucro ha recaudado menos de 45 millones de dólares por parte de Elon Musk y más de 90 millones de otros donantes.
Cuando fundamos OpenAI a finales de 2015, Greg Brockman y Sam Altman habían previsto recaudar 100 millones de dólares. Sin embargo, Elon Musk comentó en un correo electrónico: «Tenemos que aspirar a una cifra muy superior a esos 100 millones de dólares o sonará a caso perdido... Deberíamos decir que partimos de un compromiso de financiación de 1000 millones. Yo compensaré lo que no aporte el resto».[1]
Dedicamos mucho tiempo a trazar un plan de viabilidad para desplegar la IAG. A principios de 2017, nos dimos cuenta de que desarrollar la IAG iba a requerir una enorme capacidad de cómputo. Tras hacer una previsión razonable de estas necesidades, nos dimos cuenta de que íbamos a necesitar mucho más capital para tener éxito en nuestra misión: miles de millones de dólares al año, que era mucho más de lo que cualquiera de nosotros, en especial Elon Musk, creía que seríamos capaces de recaudar como organización sin ánimo de lucro.
Mientras definíamos la estructura de la nueva empresa para dar continuidad a la misión, Elon Musk exigió que nos fusionáramos con Tesla o, de lo contrario, asumiría el control absoluto. Finalmente, Elon Musk abandonó OpenAI alegando que Google/DeepMind necesitaban una competencia a la altura de la situación y que él mismo se iba a encargar de ello. No obstante, dijo que nos seguiría apoyando.
A finales de 2017, juntamente con Elon Musk, decidimos que el siguiente paso sería crear una empresa con fines de lucro. Elon Musk quería una participación mayoritaria, el control inicial de la junta directiva y ser nombrado director ejecutivo. En mitad de las negociaciones, decidió bloquear la financiación. Entretanto, Reid Hoffman hizo de puente para cubrir salarios y operaciones.
No llegamos a un acuerdo con Elon Musk sobre la empresa con ánimo de lucro porque consideramos que iba en contra de la misión de OpenAI que alguien tuviera el control absoluto de la empresa. Entonces, en su lugar, propuso fusionar OpenAI con Tesla. A principios de febrero de 2018, Elon Musk nos envió un correo sugiriendo que OpenAI se «uniera a Tesla como su vaca lechera», alegando que «es lo que hay que hacer… Tesla es la única forma en la que podríamos hacerle la competencia a Google. La probabilidad de hacerle sombra es ínfima, pero al menos no es cero».[2]
Musk decidió abandonar OpenAI con la excusa de que nuestra probabilidad de éxito era nula, y que planeaba lanzar su propia IAG desde Tesla. A finales de 2018, ya fuera de OpenAI, le contó al equipo que nos apoyaba en nuestro cometido de recaudar miles de millones de dólares. En diciembre de 2018, nos mandó un correo diciendo: «Recaudar cientos de millones de dólares no será suficiente. Necesitaréis miles de millones al año. Si no, ya os podéis olvidar». [3]
Desarrollamos tecnología que mejora la vida de las personas y la ponemos a su alcance, incluso mediante software de código abierto.
Proporcionamos un amplio acceso a la IA más potente que existe en el mercado, entre la que destaca una versión gratuita que usan cientos de millones de personas cada día. Por ejemplo, Albania usa las herramientas de OpenAI para reducir el plazo de adhesión a la UE en cinco años y medio; Digital Green usa OpenAI para aumentar los ingresos de los agricultores de Kenia y la India dividiendo por 100 los costes derivados de los servicios de extensión agraria; Lifespan, el mayor sistema sanitario de Rhode Island, usa GPT‑4 para simplificar los formularios de consentimiento de las intervenciones quirúrgicas adaptando la dificultad de lectura de un nivel universitario a uno de sexto de primaria; e Islandia usa GPT‑4 para preservar la lengua islandesa.
Elon Musk sabía que, para alcanzar el éxito de la misión, no convenía que la IAG fuera de código abierto. Tal como Illya Sutskever le comentó a Elon Musk: «Conforme la IA se vaya haciendo una realidad, estará en nuestro interés irla cerrando progresivamente. La palabra “Open” de OpenAI se refiere a que todo el mundo debería beneficiarse de los frutos de la IA una vez implantada, pero no es necesario compartir la tecnología que hay detrás...», a lo que Elon Musk respondió: «Cierto». [4]
Es una pena haber llegado a este punto con alguien a quien admiramos profundamente, alguien que al principio nos animó a apuntar más alto, luego dijo que fracasaríamos, después fundó la competencia y, finalmente, cuando vio que empezábamos a avanzar hacia la misión de OpenAI sin su ayuda, decidió demandarnos.
Nuestro objetivo es progresar por el éxito de nuestra misión, y aún queda un largo camino por recorrer. Seguiremos perfeccionando y desplegando nuestras herramientas para empoderar a la sociedad.
Actualización del 11 de marzo de 2024: dada la alta complejidad de la demanda, tanto por concernir a tecnología de IA como por referirse a hechos que se remontan diez años atrás, hemos decidido asignarla a un equipo especializado.